lunes, 20 de agosto de 2018

Bloc de notas de Cristo


Un día llegó a esta iglesia una remesa donada de libros usados y algunas libretas, una de las cuales tenía algunas páginas escritas con interesantes reflexiones las cuales se transcriben a continuación tal como están, para que no se pierdan y sean de provecho para los buscadores en cualquier parte del mundo.

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Canadá, Junio de 2011
¡Qué privilegio es rendirse uno al Señor!
¡Qué bendita es la invitación que se nos hace a colocar todo a los pies del Maestro! En comparación con esto, cuán pobre es nuestro entendimiento... Cuán defectuosa es nuestra voluntad procedente de la naturaleza de Adán, a la luz de la voluntad divina que se cumplió en el mismo Cristo.
No puede haber atajos. La inspirada Palabra de Dios declara que si alguno sube (entra a la casa) por otra parte, el tal es ladrón y robador; porque para Dios, Jesús es la única Puerta!
Nadie puede ir al Padre sino por Él! Cuán dulce... (falta texto)

Las campanas de mi corazón están sonando, porque sé que mi Señor puede suplir TODO lo que necesitamos.
Los depósitos de la Gracia están llenos hasta rebosar y la abundancia es tal, que nuestros corazones y mentes no logran concebirla. 
Nosotros tratamos con límites terrenales y temporales, mientras que Dios trata con lo ilimitado y eterno.
La medida de lo que Dios da es siempre rebosante.
El cual da a todos abundantemente. No hay fin a su beneficiencia ni escasez en su inagotable provisión.
¿No parece trágico que, a pesar de todo esto, haya pobreza espiritual? ¿no es este un asunto que debe hacernos orar y buscar el rostro del Señor, para que descubramos el eslabón que falta en la cadena de la verdad revelada y reconocida?
Ciertamente, dado que Él tiene suficiente y lo que tiene y da está respaldado por su Promesa, indudablemente hay algo que falta en alguna parte, puesto que continuamos en nuestras aflicciones y necesidades.

En esta dispensación de la Gracia, en la que tenemos una puerta abierta para entrar a la presencia del mismo Dios, no podemos sino llegar a la conclusión de que es la cualidad o el poder por el cual las cosas que deseamos llegan a ser las que poseamos.
Es la sustancia de lo que se espera, la evidencia de lo que no se ve. 
Esta es la definición más cercana de lo que es Fe, aun en la inspirada Palabra de Dios. A pesar de su potencia es algo así como una "intangible comodidad". 
Usted no puede pesarla ni confinarla a un receptáculo.
Es casi como tratar de definir la energía en el plano de la Física en una amplia afirmación. Se nos dice que dentro del átomo hay un mundo y que la energía potencial que está contenida dentro de ese pequeño universo es tan grande que hace que la mente del profano (y del científico) en esta materia se quede perpleja. 
Pero defina usted la energía o trate de definirla y ya estará metido en dificultades. La fe también es así.
Ha habido oportunidades en que yo la he sentido penetrar sobre mi alma hasta el punto de atreverme a decir y hacer cosas que si yo hubiera permitido que (falta texto, imaginamos que querría decir "se manifestaran, se hubieran hecho reales" o algo así)

Chile.
Una visión más grande. ¿Una vida abundante? Te has preguntado ¿eso es todo? ¿No existe más en la vida sino el trabajo, los impuesto y la muerte? Aun entre los cristianos a veces encontramos las mismas dudas y la falta de esperanza ¿Es posible experimentar la vida abundante que Jesús mencionó? SÍ, todo es posible, pero es esencial que conozcamos cómo funciona el Reino de Dios si vamos a lograr algo más en la vida. 
Como un extranjero en Chile, he tenido que aprender la cultura, el lenguaje y las leyes. Si voy a vivir una vida de paz y tranquilidad en este país, no puedo seguir viviendo según las normas de mi país (de origen). Todavía, después de varios años, sigo aprendiendo cómo vivir en Chile pero cada año es más fácil. Así también en el Reino de Dios.
No es posible vivir exitosamente en el Reino de Dios utilizando los principios del mundo. Busca primero el Reino de Dios.
Jesús declaró "Busca primero el Reino de los cielos" ¿en qué consiste un reino? Un reino se compone de tres elementos importantes: un rey, los sujetos y las leyes que lo gobiernan. El reino de Dios es así, también Jesús es el Rey, la suprema autoridad, la fuente de la vida y bendición en su Reino. Los sujetos son todos... (falta texto)

Sanidad divina. 
Cuando el salmista invita a todo lo que hay dentro de él para bendecir al Señor, por sus beneficios (bendiciones), él clama: "Bendice alma mía a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios. Él es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias". 
Isaías 33:24 "No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad."

Cánada, 19/6/2011 a las 3.
Una fe viviente.
¿Cuándo dejaremos nuestras necias e innecesarias luchas y comenzaremos a creer? ¿Cuándo pondremos fin a nuestros giros antibíblicos, mentales e intelectuales que hacemos con el intento de hallar una fe que no poseemos? Porque a menos que la consigamos de Dios, nunca poseeremos esa Fe. Somos capaces de creer y al mismo tiempo somos absolutamente incapaces de ejercer la fe bíblica.
Miles de personas han vagado en el error de pensar que creer es tema de fe. No es así. La fe implica creer, sin duda; pero "los demonios también creen". La creencia es fría, intelectual. Opera mientras el hermano esté en el plano del intelecto.
Muchos pecadores creen en la Biblia pero tal creencia no les salva.
La fe es viviente.
Se mueve y opera y barre a los enemigos del alma en su marcha irresistible.
¿Toda la fe del mundo? ¡No! ¡Usted sólo necesita fe como un grano de mostaza, si se trata de la fe de Dios! Eso no es suficiente para mover montañas. Suficiente para que su alma pecaminosa y enferma vea la gloria del Señor. Pero tiene que ser la fe de Dios. Tiene que venir de Él. Él tiene que impartirla. Ese es el evangelio de la gracia en el cual yo creo.
El camino de Jericó sin Jesús es simplemente el camino de Jericó. Pero con Él es la relumbrante autopista de la salvación y la sanidad.
Las mismas bocan proclaman la gloria de Dios. Sin Él, su polvo es sórdido, sus lágrimas reales y su ceguera es profunda oscuridad; pero con Él, de su polvo comenzarán a crecer las flores de la gracia y de la gloria; su ceguera y oscuridad se cambian en luz. 
Se necesita la presencia de Jesús para que se opere el milagro de la transformación del camino de Jericó. 
El ciego no se sentó en la arena y dijo "estoy sano, puedo ver, puedo ver. Ahora, si solo puedo creer, soy sano y puedo ver. Entonces seré sano" No. El oyó que Jesús de Nazaret iba pasando cerca. Dio voces "Jesús, Jesús, Ayúdame, ayúdame por favor, porque no puedo hacer nada por mi cuenta!
No olvidemos las palabras de Jesús: "¿Qué quieres que te haga?"
Poned cuidado a esto, Jesús no dijo "¿qué quieres hacer? ¿qué quieres que te haga?"
Jesús es el autor y consumador de nuestra fe.
Amigo, usted es una semillita. Usted también puede crecer hasta ser algo noble y bello para Dios.
El poder de la fe puede manifestarse en su vida hasta el punto en que los hombres y los ángeles se maravillen.

La Palabra de Dios es medicina para nuestro cuerpo.
Estad quietos y conoced que Yo Soy Dios.
Alabado sea su Nombre, Él es Todopoderoso.
¿No nos amonesta Pedro a que lleguemos a ser "participantes de la naturaleza divina"? ¿No nos ha dicho el mismo Dios "bástate mi Gracia"?
Detrás de nuestra vanagloria, de nuestro miserable orgullo espiritual, de nuestra abominable justicia propia está Dios que nos ama y se dio a Sí mismo por nosotros.

Dios es la fuente, la infalible fuente de la provisión que es más que suficiente para cubrir todas nuestras necesidades; la fuente de gracia para cubrir todos nuestros pecados, la fuente de amor que perdona todas nuestras iniquidades y azotes que son suficientes para sanar todas nuestras enfermedades, la fuente de fortaleza para todas nuestras debilidades. 
Nosotros creemos esto, pero aquí hemos fallado. Creemos que Dios da, pero no hemos aprendido a recibir.
La madre da leche a su bebé, pero el pequeño tiene que recibirla. 
La infusión de la fortaleza y de la naturaleza divina depende de dos cosas: el conocimiento de parte de usted de que Dios está dispuesto a dar, y el hecho de que usted aprenda a recibir. Tan infalible como la ley de la semilla y de la cosecha; tan irrevocable como la marcha de los días y de las noches en su debido orden, así, es la gran verdad de que Dios está siempre dispuesto a satisfacer toda necesidad suya, si sólo usted está dispuesto a recibir.

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